A las pocas horas de conocer la muerte de su esposo, Wilman Villar Mendoza, Maritza Pelegrino Cabral atendía la llamada de esRadio. Muy tranquila, aunque aún conmocionada por lo sucedido, la viuda de Wilman Villar Mendoza exclamó "lo que le puedo decir es que ellos dejaron morir a Wilman".
Atendió la llamada de Es la mañana de Federico desde "una máquina" (un coche) en la que se trasladaban desde el hospital hasta el pueblo de Contramaestre, a la funeraria donde depositarían el cuerpo de su marido. Y es que los militares que habían tomado el hospital no la dejaron ver el cadáver de Wilman Villar Mendoza.
"Cuando lo sacaron de la prisión, estamos seguros que iba prácticamente muerto. Nos decían que estaban poniéndole la mejor medicina pero nos lo dijeron sólo para ganar tiempo". Cuenta a Es la mañana de Federico Maritza Pelegrino, lamentando que le ocultaran el cadáver de su marido. Acto seguido, "el pueblo de Contramaestre ha tirado para la calle", en apoyo del disidente asesinado, pero la represión no se hizo esperar, según el relato de la viuda Pelegrino: "los han detenido a todos, los han maltratado, a otros los han tirado al carro".
Recordaba Maritza cuando acudió al hospital, donde no pudo ver el cadáver: "Yo allí delante de todos les grité a la cara que todos ellos eran unos asesinos. Les grité de todo, les dije asesinos, dejaron morir a un hombre que tenían injustamente en prisión. Son unos asesinos, personas malas, dejaron a dos niñas huérfanas, una de cinco años y otra de siete años". Además, recordaba que el caso de Wilman es especial porque el padre del disidente también murió en la cárcel: "Al papá de él también lo dejaron morir en una cárcel. Fue víctima de ellos".
Su indignación, pero también su decencia, no le dejaron aceptar ayuda de los militares que habían tomado el hospital y que escoltaron el vehículo del féretro con tres coches hasta la funeraria. Éstos se limitaron a ofrecerle transporte hasta la morgue, pero Maritza se negó.
Por útlimo, recordó que "en estos momentos todavía no le han dado la carta de libertad, que es lo que él pedía". A su padre se la dieron tres meses después de haber fallecido, según el testimonio de Maritza.
Así pues, tras la muerte de Orlando Zapata, Wilman Villar Mendoza pasa a engrosar la lista de hombres y mujeres represaliados hasta la muerte por el régimen tiránico de los Castro.