María San Gil hace un diagnóstico trágico de la situación que atraviesa España. "Un país que se descompone y que hace aguas por todas parte", asegura. Y cree que el Partido Popular tiene un altísimo grado de responsabilidad. Tanto que incluye al futuro Gobierno que previsiblemente dirigirá Mariano Rajoy como "parte del problema".
Lo primero que hace la expresidenta del PP vasco es llamar a las cosas por su nombre. Algo, recrimina, que desde las últimas elecciones generales ya no hace su partido. "Cambió el partido y cambió la esencia política", explica, recordando el debate interno originado en el convulso periodo previo al congreso de Valencia: "Se puso encima de la mesa la aritmética, el con quién podíamos pactar. Había que suavizar las cosas".
En ese marco, Rajoy le pidió la redacción, junto a Alicia Sánchez Camacho y José Manuel Soria, de la ponencia política. "Y lo vi claramente, dejé de confiar en el jefe del partido", ante un viraje en los principios y los valores que denunció primero de puertas para adentro y después ante la opinión pública
Tras ello, estuvo "tres años callada". "Tres años después nadie me puede decir que me volví loca o que me dio un jamacuco", dice San Gil, en una entrevista en Es la Mañana de Federico para presentar su libro En mitad de mi vida.
La militante de base del PP afirma que ha aprendido a apartar los "no categóricos", pero pone el acento en que actualmente no volvería a la primera línea de la vida política. La razón no puede ser más demoledora: "En esta política yo no valgo nada, en esta política de medias tintas yo no pinto nada".
En este sentido, dedica un capítulo especial al que fue su equipo durante tantos años: el PP vasco. En general, denuncia que "la política pop" de la que hace gala su sucesor, Antonio Basagoiti, "no ha aportado ni un solo voto más". Y argumenta que "podemos intentar caer simpáticos, rebajar el mensaje, ponernos de perfil, pero al PP nos votaban por decir las cosas que pensábamos". Por ello, pone en aviso a Basagoiti: "Como sigamos así, iremos de derrota en derrota hasta la derrota final".
También le manda un recado al Iñaki Oyarzábal, secretario general del PP vasco, que arremetió contra ella ahora que ha roto su silencio. "Me he olvidado de él. La gente que no me ha influido en la vida no me deja ningún tipo de huella. Quienes han pasado de puntillas en mi vida, pues adiós". Y es que, recalcó, sólo admira a quienes sí le han calado, y de ahí que José María Aznar y Jaime Mayor Oreja apadrinen su obra.
Pese a todo, el rostro se le ilumina al zanjar, por si quedaba alguna duda, que "sí que mereció la pena" ser presidenta del PP vasco. "Un privilegio a pesar del riesgo y el miedo", ya que -recalcó- "la vida está para algo más. Si puedes aportar algo, hay que hacerlo".
País Vasco y España
Hecha la radiografía de puertas para adentro, deja claro San Gil es que ella sigue siendo del partido que grita "Bildu, fuera" en los mítines, también aborda la situación del País Vasco, primero, y de la nación, a continuación.
Y sobre la tierra por la que trabajó, y se resiste a abandonar, habla de un retroceso histórico en las libertades. "Bildu es tan grave como los cinco millones de parados", dice con crudeza, asemejando esta comunidad con Albania. "Es muy incómodo ir contra corriente y ser políticamente incorrecto", comprobó al hacer este diagnóstico, para volver a atizar al PP por su postura contra el brazo político de ETA: "No ha hecho todo lo que podía. No ha hecho nada. Nos ha dado pereza".
Sobre el mapa electoral que deja el 22-M, San Gil se centra específicamente en San Sebastián, que pasará a manos de la coalición. Esta ciudad tiene a sus espaldas "100 muertos" consecuencia del terrorismo y "ahora va a tener un alcalde que no condena" los atentados. "Todos los políticos en activo también tendrán que ver la responsabilidad que tienen". Y es que, remata la política vasca, a ETA le ha salido "gratis total" su presencia en las instituciones. "El dejar de matar le ha permitido estar presente".
Para rematar su análisis sobre el País Vasco, también aborda la alianza entre el PSOE y el PP vasco. Destacó, fruto de su conocimiento, que los socialistas "jamás quieren estar con nosotros" y augura que "van a intentar ser más nacionalistas que los nacionalistas" una vez se acerque la cita con las urnas. "A mí me preocupa que el PSOE ponga todos los mimbres" para que ETA pueda hacer sus reivindicaciones. "A ver qué cara pone entonces el PP".
Muy negativa es su perspectiva en el País Vasco e igual de desalentadora a nivel nacional. "El futuro que veo para España después de los resultados electorales (Bildu), del Gobierno de Zapatero y del futuro Gobierno de Rajoy" es el de "un país que se descompone" como consecuencia de "unos principios y valores apartados" a favor del "relativismo y el nada importa".
Por este motivo, llama a las nuevas generaciones políticas a "empezar desde cero", a "reconstruir el país". Ella no cierra la puerta a su vuelta, pero ahora no se lo plantea. Pese a todo ve aún políticos con coraje, aunque no en la dirección nacional del PP. Según pudo saber este diario, nadie le ha llamado para felicitarle por su obra. No le importa. Junto a ella se sentarán en la presentación del libro quienes estuvieron con ella y, todavía hoy, dan la cara por quien, en su día, fue el máximo referente del Partido Popular.