Polifacético donde los haya, el genial artista, Moncho Borrajo, acaba de regresar del viaje de su vida. Fue su padre quién le animó a hacer realidad un sueño largamente deseado. Se pasó tres meses y medio en un barco lleno de ingleses dando la vuelta al mundo. Un periplo que define como "un viaje más interior que exterior. Un volver a reencontrarse con un Ramón olvidado en el desván".
Un viaje de descubrimiento, trufado de divertidas anécdotas, de enseñanzas trascendentales y que como él mismo señala le ha servido "para desprenderse de muchas cosas, para comprender otras muchas y darse cuenta de que es un privilegiado".
Lo mejor, Sídney. "Sorprendente. Una gente educadísima y una ciudad espléndida, espectacular". En el lado opuesto, Dakar. Inmoral. "Una pobreza terrorífica. Lo que me sirvió el viaje fue para comprobar que en el mundo hay cuatro ricos y miles de pobres. Y es curioso lo feliz que es la gente con poco", analiza Borrajo.
Además nos ha contado por qué decidió dejar el teatro. Asegura ser un espíritu libre y no manipulable y estar cansado de la politización de la profesión, "aquí si no haces un gestito con la ceja o te bajas el pantalón delante de alguien no eres querido. Las verdades se pagan con el silencio".
La entrevista completa puede descararse del podcast del programa de Mara Colás Es lo que hay. Un magazine de madrugada en el que todos los viernes a partir de la 1:30 de la madrugada Mara aporta un punto de vista muy personal, crítico e irónico a todo lo que rodea la actualidad.