Lo que pasa en Galicia no creo que ocurra en toda la galaxia que conocemos. Bueno, de existir vida. El PSOE gallego está roto por la humedad que rezuma el agua interna. Me recuerda a aquellos caballos de cartón que traían los Reyes Magos en la década de los sesenta. Una poca lluvia, muchísima menos de la que inundó este lunes el hospital de Lugo, y adiós caballito. Pues así les pasa a los socialistas gallegos: sudan por la carencia de ideas sensatas, se humedecen y se deshacen. Y aun así, en esa penosa situación, desafían la lógica y quieren sudar más y se retan a cruzar espada tío y sobrino. Lo hacen por postureo, porque ninguno los dos domina el arte de la esgrima, como tampoco el de la política.
Para ser docentes universitarios, muestran una bruta forma de exponer las cosas. Son tío y sobrino -Abel y Gonzalo- como los actores de una obra barata de un triste vodevil, que no es más que una comedia teatral basada en los enredos y poco en lo trascendental.
Además de ser parte de la culpa del fratricidio que vive el PSdeG, porque aquí se matan ya entre hermanos, ideológicamente hablando, el clan familiar opta por sentarse a la vera de Pedro Sánchez formando parte de la nueva ejecutiva. Uno tiene la silla ganada, por el feudalismo del cargo que ocupa, como diría un buen demócrata; el otro, la tiene que ganar. Y en eso anda.
Hay muchas formas de paletismo, y una de las más conocidas es la de esforzarse en no parecer paleto. Y esto, crean, es tan difícil que hasta algunos profesores universitarios suspenden en esta asignatura que es tan genuina del pueblo. Como dijo Orozco, hay unos que son de Pedro Sánchez y otros ultras de Sánchez. Le faltó por mencionar al bueno de Orozco lo del paletismo.