El Parlamento gallego puso punto final al debate de las cuentas con la aprobación de los Presupuestos para 2017. Con el respaldo único de la mayoría absoluta del PP, el pleno que dio el visto bueno a los números en una sesión que en el argot político se llama rodillo. Porque el partido en el poder no aceptó ni un solo caso de las posibles excepcionalidades que reclamaban los grupos de la oposición. En las dos últimas legislaturas, el PP no solo ha gobernado a golpe de mayoría absoluta sino que ha silenciado a la oposición. En este inicio de su tercer mandato, también con el control de la Cámara, parece que quiere acelerar las cosas y hurtar debates en el Parlamento.
El caso de la aprobación de los Presupuestos, que toda la oposición señala como irreales y elaborados con fines partidistas, cuenta además con la "sanción" silenciosa a que condenó el PP a los demás grupos de O Hórreo. Y no es porque la oposición tenga razón con sus propuestas, sino que es por pura y simple higiene democrática.
Sin entrar en la mareante cifra de los números, puede que el partido en el Gobierno acierte con las cuentas para este año. Pero tampoco es del todo cierto, como dicen los gobernantes, que la oposición no aporta nada para mejorar las cuentas aprobadas.
En política, tal y como están las cosas en el país, es conveniente hablar, comprender y aceptar alguna propuesta que venga de la oposición. Do contrario, solo necesitaríamos un partido único y, eso, desde luego, no huele a democracia.