Un vecino de Coristanco se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel por parte del Ministerio Fiscal después de que una joven de Lace declarase que la violó en el 2013 cuando ella era menor y estaba pasando unos días en casa del acusado en un juicio que se celebró en la mañana de este martes en la Audiencia Provincial coruñesa. El imputado, para quien su abogado pide la absolución, indicó que comenzó a tener relación con la menor después de que su madre le dijera que era su hija, aunque nunca se llegaron a hacer las pruebas de paternidad, según publica La Voz de Galicia. Relató que la relación de la niña con sus padres era complicada, por lo que se fue a vivir con él, y empeoró después de que la joven se enamorara de un chico de Palas.
El acusado, que actualmente es cuñado de la madre de la joven, indicó que la relación con la niña fue buena, pero que al negarse a ir a por el novio o llevarla a ella a donde vivía la joven lo denunció por violación.
La joven, que tomaba pastillas para conciliar el sueño porque se la suministraba el acusado, según dijo aunque otros testigos indicaron que se las daba la madre, declaró que el procesado la obligaba a dormir con él en su cama "para no pasar frío" y que una noche se despertó teniéndolo a él encima y tras ser penetrada con dolor. Aseguró que no tenía los hechos claros, pero que tenía el chandal con el que dormía bajado. Afirmó que, después de eso, optó por volver a casa de sus padres y le relató lo que pasó tanto a su madre como al novio de esta, pero no la creyeron e incluso su progenitora la llevó a una abogada donde le hicieron firmar una declaración exculpándolo. Solo la creyó al primer marido de su madre, pero debido a su estado de salud no pudo acompañarla a presentar la denuncia.
Declaró que se lo contó a una compañera de clase, que la animó a decirlo en el instituto y se lo relató a la tutora y al director, que puso los hechos en conocimientos de Menores. También reconoció que se negó a un examen ginecológico porque no quería que nadie la tocara.
La madre, que reconoció que existen dudas sobre la paternidad de la niña, reconoció que la relación con la niña era muy mala, porque no quería que continuase su relación con su novio, que optaron porque fuese para casa de su posible padre y que no la creyó cuando le contó la violación porque se negó a ir al médico. Reconoció que la llevó al despacho de la abogada, pero rechazó que fuera obligada. Explicó que ahora la relación entre ambas es mejor, pero que no la creyó porque a los quince días de relatarle que había sido violada "tenía otro novio en casa" y cree que fue una estrategia para conseguir salir de la vivienda, ya que pasó a vivir en un centro de menores.
También declaró una amiga de la joven, que le dio credibilidad a lo ocurrido, que la animó a hacerlo público y dijo que la muchacha tenía mucho miedo a estar embarazada tras la violación y le pidió conseguir un test de embarazo.
También le dio credibilidad el director del instituto donde estudiaba, que afirmó que la menor había tenido un bajón en el rendimiento escolar ese curso, que vinculó a la compleja relación familiar, una cuestión que también corroboró la que fuera su tutora.
Los psicólogos de Menores apuntaron que la joven, que en el momento del suceso tenía 14 años, tenía los hechos borrosos y necesitaba tiempo para asumirlos. Otros peritos remarcan que la joven le quedaron como secuelas, ansiedad, pesadillas y disfunción en sus nuevas relaciones afectivas.
Un agente de guardia civil también explicó que llegaron a hablar con la joven porque el procesado había sido investigado por otros dos casos de abusos sexuales a menores.