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De aquí para allá: Tarazona

Encarna Jiménez y Víctor de la Serna hablan de la historia, la gastronomía y lo que hay que hacer y visitar en esta localidad zaragozana.

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Capital de la comarca de Tarazona y Moncayo, esta ciudad histórica y monumental, industrial y agrícola, ofrece desde hace un tiempo su patrimonio arquitectónico y cultural rehabilitado y accesible. Por su situación entre Aragón, Castilla-León, Navarra y La Rioja, ha sido un lugar de encuentro y de pactos, de guerras y matrimonios, de comercio y cultura.

Tenemos referencias escritas de época romana, y notables hallazgos; obispado visigodo; expansión musulmana y judía y desarrollo cristiano entre los siglos XI (Alfonso I) y el XVII (Felipe III). La ilustración, también tuvo su reflejo en la ciudad.

Agricultura, ganadería y textil fomentaron la riqueza de una ciudad que se expandió en el paso del S. XIX al XX y desde los años 30 a los 70. Actualmente se impulsa el sector servicios.

Entre los turiasonenses más populares están Raquel Meller y Paco Martínez Soria. Baltasar Gracián fue enterrado aquí.

Visita

La ciudad histórica tiene su núcleo original en el barrio de El Cinto, lo que está dentro de las murallas. Ahí hubo poblado celtíbero, romano (Turiaso) , visigodo, musulmán (Tarasuna) y se construyó un palacio que albergaría hechos tan notables como reuniones de Cortes, casamientos y visitas reales etc. Aquí se encuentra uno de los edificios más notables del mudéjar aragonés:El palacio episcopal. Con una estructura compleja, es uno de los monumentos civiles más importantes de Aragón. Conserva restos medievales de época musulmana y cristiana; artesonado mudéjar elementos renacentistas.

La Iglesia de la Magdalena es una de las más antiguas de Tarazona. Conserva elementos medievales, mudéjares y platerescas. Destaca su torre mudéjar.

Otros edificios religiosos de interés son: La iglesia de la Merced, la de San Miguel y la de San Francisco, donde se casó Alfonso IV de Aragón y fue consagrado obispo el Cardenal Cisneros en presencia de los RRCC.

La ermita de San Atilano, barroca, es hoy centro cultural.

La Catedral de Santa María es un gran edificio con elementos románicos, góticos, mudéjares y renacentistas. Ha concluido su rehabilitación tras 30 años. El retablo es de impresionante y el claustro merece ser visitado.

También merecen una visita, la antigua plaza de toros del S. XVIII; el palacio de Eguarás, renacentista y con gran patio; el Ayuntamiento, antigua lonja con representación de hechos históricos del S. XVI; la Casa de Linares, mudéjar , y la judería, que forma parte de la red de Juderías del mundo.

En el Teatro modernista, hay exposiciones sobre Raquel Meller y Paco Martínez Soria.

Desde el Parque de San Prudencio se puede ver el Moncayo. Para los amantes de la naturaleza, tienen su disfrute a un paso.

¿De aquí para allá?

Saboya 21. Con la apertura hace 10 años del restaurante regido por el buen cocinero José Tazueco, Tarazona dio un salto de calidad culinaria para entrar en el territorio de la cocina moderna y creativa, que suele encontrarse en poblaciones más grandes. Así que pueden probar aquí unas colmenillas rellenas a la crema de foie-gras, una merluza con almejas y salsa de algas wakame, un cochinillo en kataifi sobre salsa de cerveza negra, y rematarlo con un flan de tomillo con dulce de leche.

Galeón. En contrapunto frente a esas moderneces, quienes prefieran la tradición aragonesa tienen a este veterano restaurante, que los va a satisfacer sin duda con una menestra de verduras, unas alcachofas con almejas, un cogote de merluza o un jarrete de cordero, flan. Los postres son sencillos pero caseros, como la cuajada o el flan.

La Merced de la Concordia. En este caso es un hotel-restaurante en el centro antiguo de la ciudad, donde el gran atractivo son los menús del día, asequibles y mucho mejores que esos rutinarios, que son los habituales. Dentro de ellos podrán encontrarse con una ensalada de codorniz escabechad, unas migas, un bacalao frito en tempura, una parrillada de carne de lo más completo (con pollo, lomo de cerdo, ternera y longaniza, con pimientos y patatas) y un flan casero con merengue.

Beber

El Campo de Borja es la cuna de algunas de las mejores cepas de uvas de la casta garnacha, autóctona de Aragón, del mundo. Si repican gordo, prueben el mejor vino de esta zona, el Aquilón. Por bastante menos dinero, pero excelente calidad, el Borsao Tres Picos y el Fagus de Coto de Hayas.

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