Requena, con 21.000 habitantes, es una ciudad de amplia historia y abierto futuro. Muchos la conocen por ser un punto en la ruta entre Madrid y Valencia. Ese es su origen, entre el Mediterráneo y la Meseta, desde época íbera, cuando ya hacían vino; romana; medieval y moderna. Fue centro estratégico en la Edad Media, de ahí su balanceo entre Castilla y Valencia. Puerto de Castilla y camino hacia Madrid.
El monumento de mayor interés, por su portada gótica isabelina, es la Iglesia de Santa María, un templo en la ciudad vieja de especial encanto. Además, muy cerca se encuentra la iglesia del Salvador y de S. Nicolás, de influencia gótica y renacentista.p>
En el Barrio de la Villa, quedan restos de la Alcazaba y bodegas que, en algún caso, pueden remontarse a la época romana. Entre las construcciones civiles se encuentran las medievales, renacentistas y barrocas como los palacios de la judería y el castillo.
Hay algunas casas nobles y plazas del S. XVIII, época en la que la industria sedera era muy importante. También hay edificaciones de época ecléctica y modernista como las de laAvenida, Plaza de Toros, mercado etc. Las bodegas son visitables y hay un museo del vino cercano al centro de la fortaleza medieval.
En este punto entra Vicente García, dueño de la bodega Pago de Tharys, que ha convertido a Requena en un referente del cava en continuo pulso con los bodegueros catalanes.
¿Dónde comer?
La Posada de Águeda. Al cabo de 15 años nos hemos acostumbrado a una zona bien poco 'glamurosa', la de la carretera de circunvalación de Requena, cada vez que queremos ir al mejor restaurante de aquí, el de Águeda García. Ya dentro, se olvida el entorno en un comedor rústico y acogedor, y sobre todo con los platos que la patrona desgrana de viva voz: una buena y generosa cocina con cosas como la melva escabechada con naranja, los buñuelos de bacalao, las alcachofas rellenas de muselina de centollo, los arroces caldosos, los gazpachos manchegos y una rica 'mousse' de queso fresco.
Mesón del Vino. Hace ya 60 años, en 1954, que el padre de Luis Serrano, el actual propietario y director de sala, abrió este mesón en la principal avenida de Requena, la de Arrabal, con una decoración y una cocina que nos dicen bien a las claras lo castellana que es esta parte de Valencia: ajoarriero (nombre fino del plato que en Cuenca llaman más frecuentemente 'atascaburras'), gazpachos, lomo de orza, perdices en escabeche, paletilla de cabrito, dulce de almendra. Muy honrado y sabroso todo.
Castillo (en Utiel, a 13 kms). A un tiro de piedra por la A-3 está Utiel, la otra población importante de la Valencia castellana, y allí la familia Romero dirige su negocio desde hace más de 70 años. Hoy es un restaurante burgués de cocina clásica, sin malas sorpresas: siete décadas. Judiones con perdiz, arroz meloso con verduras y langostinos, merluza en hojaldre con salsa de azafrán solomillo de ternera al foie-gras con pasas y reducción de Pedro Ximénez, hojaldre caliente con crema y arándanos.
Vinos
La denominación Utiel-Requena comparte con la Manchuela castellana, su vecina, el 90% del viñedo de uva bobal del mundo. Despreciada hasta hace poco más de un decenio -se elaboraba y vendía solamente a granel- ha sido rescatada por un pequeño grupo de bodegueros de las dos denominaciones. Y de aquí, de la parte valenciana del viñedo de bobal, destacan tres grandes vinos tintos: el Quincha Corral de Mustiguillo, el Sueño de Bruno de Bruno Murciano y el Cerrogallina.
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