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De aquí para allá: Morella

Encarna Jiménez y Víctor de la Serna hablan de la gastronomía y lo que hay que hacer y visitar en esta localidad castellonense.

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Morella, capital de la comarca de Els Ports, junto al Maestrazgo castellonense, es una de las villas más bonitas de España por su armonía arquitectónica y su espectacular ubicación. El perfil, marcado por el castillo situado en lo alto del roquedo, las murallas y el pueblo pegado a sus haldas, dibuja una silueta inconfundible.

Poblada desde hace 3000 años, fue íbera, romana y árabe. Los cristianos de El Cid y, posterior y definitivamente, los de Blasco de Aragón en el S. XIII, la conquistaron para la cristiandad y Jaime I, sabiendo que tendría que ser una pieza estratégica en cualquier conflicto bélico, desde la Edad Media hasta el S. XX. Merece especial atención la época en la que Cabrera controló la demarcación carlista en el S. XIX.

Heredera de las órdenes militares, su principal riqueza vino de la ganadería, agricultura y la exportación e industria de la lana, que perduró hasta hace casi un siglo. Sin embargo, se siguen manteniendo tradiciones artesanas.

Visita

El Castillo, con su variadas dependencias y situación privilegiada, nos permite comprobar el dominio de los alrededores y su fabulosa situación defensiva. Se ha reconstruido en parte, y a sus pies se encuentra el convento de S. Francisco que tuvo que servir de cuartel. En esta montaña se han encontrado restos romanos y árabes y, sobre todo, medievales.

Las murallas forman círculos que abrazan la población. Su origen fue árabe, pero las actuales se pueden situar entre los S. XIV y XV. Las puertas son impecables, como la de S. Miguel, S.Mateo, del Rey, Forcall y la Nevera.

La Iglesia arciprestal es de gran interés, con sus dos portadas góticas, el coro y su escalera policromada, más el órgano y el retablo mayor barroco. Este domingo, en la celebración del Corpus sonó en la gran fiesta de dos días de la Degolla y el Corpus. Es un iglesia en la que , junto a la catedral de Toledo, se permite el rito mozárabe.

La denominada "Plaza" es como una calle Mayor porticada que marca el pulso de Morella con sus tiendas, bares, palacios y escaleras a uno y otro lado de la arteria principal.

Hay numerosos palacios del S. XIV al XVI como el del Ayuntamiento, el del hotel Cardenal Ram, sociedades agrícolas etc. Los edificios históricos tienen otros usos como la Iglesia de S. Miguel, hoy Centro de Salud. Son famosas las fiestas del Sexenni y la del Corpus, celebrada este pasado fin de semana, en la que participa todo el pueblo. La ermita de la Virgen de Vallivana es otro punto de peregrinación tradicional como patrona de Morella.

¿Qué comer?

Mesón del Pastor. La gran mesa tradicional de Morella, con muy buena cocina del Maestrazgo y los Puertos. Como todos los restaurantes morellanos, aquí hacen jornadas gastronómicas a lo largo del año, con las de las setas en otoño y las trufas en invierno, y en junio y julio tocan las tapas. Su menú de tapas de este año incluye pequeñas raciones de una profusión de cosas buenas: crema de espárragos verdes y tomate seco, costilla de conejo rebozada, lo que llaman 'rosbif' de pollo de corral con hongos, y para acabar un milhojas de higos y queso con gelatina de oporto y helado de vainilla.

Daluán. La cocina más ambiciosa y original de Morella la hace hoy Avelino Ramón. No se pierdan en estos días de verano su menú de temporada con tataki de atún y sandía, rape al cava con aire de remolacha. También, en la carta, carpaccio de trufa, lechazo al horno, helado de fláo, que no es algo local, sino el pastel ibicenco hecho con huevos y queso fresco.

Casa Roque. También aquí están, en junio y julio, en plenas jornadas de las tapas. Se ve que eso funciona bien en verano. También las tienen de caza (octubre a diciembre) y trufa negra (enero a marzo). Una agradable cocina esencialmente morellana: migas de pastor, arroces melosos, paletilla de cabrito. También algunas cosas más exóticas, como el atún confitado con hierbas aromáticas y salsa de soja o el confit de pato con salsa de vino. Se remata con la cuajada casera.

Beber

Ya hemos contado aquí como se intenta revitalizar hoy la casi desaparecida viticultura castellonense. Hay poco local donde elegir, pero sugerimos un nombre poco conocido, el de Clos d'Esgarracordes, en Les Useres, al sur de Morella, en la comarca de L'Alcalaten que es la más tradicionalmente vinatera. Sus blancos y tintos son correctos, aunque sin mucho carácter local.

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