El otoño es la mejor época del año para comprar champiñones, un hongo muy utilizado en todo el mundo y que tiene innumerables usos en la cocina: crudo en ensalada o cocinado en guisos, pastas, salsas, pizzas o risottos.
El champiñón contiene más de un 90% de agua, siendo su contenido calórico muy bajo. Es, por lo tanto, un alimento habitual en dietas para adelgazar o depurativas.
El champiñón es fuente de vitaminas del grupo B, necesarias para el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
También aporta minerales como potasio, zinc y selenio, un oligoelemento con propiedades antioxidantes, que ayuda a prevenir enfermedades degenerativas y tumores.
Ha sido catalogado recientemente como el alimento que contiene un mayor número de antioxidantes, y el de mayor poder anticancerígeno, ya que, el selenio destruye los radicales libres que atacan a las células y que pueden acabar desencadenando procesos cancerosos.
Los champiñones poseen también propiedades estimulantes, fortalecen las defensas, reemplazan a la carne como fuente de proteínas y reducen los niveles de colesterol malo.
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