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Carta de Sánchez Dragó contra la prohibición de los toros

En Casa de Herrero ha intentado ponerse en contacto con Fernando Sánchez Dragó, un gran aficionado a los toros, para conocer su opinión sobre la prohibición catalana. El escritor, que se encuentra en Japón, ha contestado mediante un mail porque dice sentirse "como si hubieran asesinado a un ser querido". 

La noticia del día. Cataluña prohíbe los toros

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No sé. Prueba. Quizá esté en la cama. Quizá no. Quizá coja el teléfono. Quizá no. Me siento como si hubieran asesinado a un ser querido, muy querido, tan querido como se quiere a un padre o a una madre, y en esas circunstancias a nadie le apetece mucho hablar por la radio. Es un parricidio: la mayor salvajada cultural y emocional de la historia de España. Ya está aquí otra vez la Inquisición. Las Cortes deberían echarse al ruedo, declarar la tauromaquia asunto de Estado y derogar lo que acaban de decidir los cafres de costumbre: esos que, con palabras de Machado, desprecian cuanto ignoran.

Desde que mataron a Lorca no se había perpetrado en Vandalia un culturicidio de semejante calibre. Si él siguiera vivo escribiría hoy el segundo llanto por la muerte no de Ignacio Sánchez Mejías, sino de todo aquello por lo que ese héroe murió y vivió. Lo había anunciado ya -¡y por escrito, por escrito!, como pedía aquel gran catalán, y español, que fue don Eugenio D'Ors- y lo mantendré: jamás, a partir de ahora, pisarán las plantas de mis pies la noble tierra catalana.

Lo siento, entre otras, cosas, porque ya no volveré a comer en ese templo de la gastronomía y de los toros que es Casa Leopoldo. Allí estuve por última vez la tarde del verano pasado en la que José Tomás toreó en la Monumental de Barcelona. Delenda est Cataluña.

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