En una entrevista con Luis Herrero, Lucía Figar ha contestado a quienes le acusan de no dialogar con los docentes después de que la Comunidad les haya pedido dos horas lectivas más. Figar precisó que el foro institucional para el diálogo es la "mesa sectorial" y que sus representantes han faltado a las dos últimas reuniones convocadas por el gobierno regional, "a finales de julio y comienzos de septiembre". "Se han negado a ir. Y a nosotros no nos han dado ningún argumento", ha dicho la consejera, que se refirió a lo que alegaron en la prensa: que no estaba sobre la mesa el despido de interinos.
Figar precisó que lo podían haber planteado igualmente en el encuentro e insistió en que no ha habido comunicación oficial de sus razones. Su sospecha es que no acudieron porque "ellos habían programado encierros, caceroladas y algaradas. Prefirieron mantener eso a dialogar con la Administración. Hicieron pancartas y decidieron no dialogar". "Yo tengo la conciencia muy tranquila; a las últimas reuniones no han querido acudir, ellos son los que se han negado", indicó.
Figar también rechazó que el aumento en el número de horas lectivas vaya a afectar a la calidad educativa. Precisó que lo que ocurrirá es que los profesores tendrán que dar clase "a más grupos, pero eso no quiere decir que las clases se hundan". "Es cierto que un profesor tendrá que corregir en vez de sesenta, noventa exámenes y dar en vez de tres, cuatro clases, pero nos parece un esfuerzo razonable en tiempos de crisis y no merma la calidad de la enseñanza".
Tajante, afirmó que "en todos los países de Europa imparten más horas" y que eso también ocurre en la educación concertada. "Es muy difícil de creer que vaya a ser peor que un funcionario imparta veinte horas semanales, como exige la normativa, a que imparta 18 horas más las de un interino contratado", señaló Figar. También destacó los "ochenta millones de ahorro" que va a suponer la medida y que va a impedir que los recortes afecten a otras áreas.
"Lo que hubiéramos tenido que hacer es quitar el bilingüismo, quitar las becas, suprimir partidas mucho más importantes", insistió. "Ya me gustaría que el debate fuera qué hacer con el superávit, pero el debate es dónde ajustar los gastos que menos afecten a la calidad de la enseñanza", reiteró.