El Instituto Nacional de Toxicología determinó mediante un estudio del perfil de ADN que los restos óseos hallados en la presa de Ricobayo (Zamora) por dos pescadores el pasado mes de marzo corresponden al de una persona que desapareció el 5 de febrero de 2001 en las inmediaciones del embalse.

La Guardia Civil de Zamora tuvo conocimiento en esa fecha de la desaparición y emprendió la búsqueda con varias unidades, incluido el Equipo de Actividades Subacuáticas de la Benemérita, con base en Valladolid, y Protección Civil. Los intentos por hallar a la persona desaparecida se prolongaron durante tres días, aunque las inclemencias climáticas obligaron a paralizarlos y retomarlos unos días después, con "cotas de visibilidad cero y la temperatura del agua en cuatro grados", según indicaron fuentes de la Comandancia de Zamora.

Igualmente, se hicieron rastreos aguas debajo de la presa, que también fueron infructuosos, seguidos, unas semanas después, por ocho días de inmersiones del GEAS, con la utilización de un robot, y numerosos reconocimientos con una cámara pocera que intervino 60 veces en la primavera de 2002. El GEAS hizo también reconocimientos del embalse a finales de 2014, sin hallar ningún rastro de la persona desaparecida.

El pasado día 5 de marzo, unos pescadores encontraron una zapatilla con un calcetín en su interior y, dentro de este, restos óseos. La Guardia Civil acudió al lugar y encontró, a 20 metros de distancia, otro calcetín, de manera que acotó la zona y avisó al Juzgado de Guardia.

Los especialistas de la Policía Judicial levantaron los restos y los entregaron al Instituto Anatómico Forense de Zamora, desde donde fueron trasladaos al Instituto Nacional de Toxicología para efectuar los análisis de ADN, que coincidió con el de un familiar de la persona desaparecida, según las mismas fuentes.