Los incidentes previos registrados con otras mujeres en las proximidades de la finca en la que residía el acusado de matar a la peregrina norteamericana Denise Pikka en las proximidades de Castrillo de los Polvazares (León) llevaron a la Policía a considerarle sospechoso tras la desaparición de ésta. Así lo confirmó este miércoles durante su declaración en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de León la Inspectora Jefa del Cuerpo Nacional de Policía del Grupo Operativo Local de Astorga.

Una peregrina china presentó una denuncia sobre un ataque sufrido en el entorno del lugar de residencia del acusado y en septiembre de ese mismo año otra caminante alemana denunció que había sido agredida mientras hacía el Camino de Santiago en las proximidades de la casa del acusado por un hombre encapuchado, del que consiguió zafarse y en la huida perdió sus gafas, que aparecieron en la entrada de la finca del sujeto. El presunto agresor podría haber usado una pistola eléctrica para llevar a cabo esa agresiones. Aunque no pudieron reconocer al agresor, dado que iba cubierto, su descripción sí coincidía con él en cuanto altura y complexión, señaló la agente, quien confirmó que hay testigos que vieron al sujeto hostigar a alguna peregrina.

Señal para confundir

Supuestamente, el acusado habría colocado una falsa señal que se dirigía a su domicilio, abandonando la Ruta Jacobea para conducir hacia él a las víctimas. Esa misma confusión podría haber llevado a Denise, el 5 de abril de 2015, a dirigirse hacia la finca de Miguel Ángel Muñoz el día de los hechos. Cuando la Policía hizo una primera batida por la zona se mostró "muy nervioso", según declaró la Inspectora Jefa y negó haberla visto por los alrededores cuando se le habló de la desaparición.

La misma agente subrayó el "trabajo titánico" llevado a cabo para intentar localizar a Denise en los días posteriores y durante toda la investigación llevada a cabo hasta el 11 de septiembre, cuando Muñoz fue localizado y detenido en una localidad asturiana.

"Sin que nos lo hubiera dicho dónde estaba, no hubiéramos podido encontrar el cuerpo de Denise", reconoció la policía, que participó en numerosas batidas y gestiones de la investigación y comentó, en el transcurso de su declaración, que un día después de la desaparición de Denise el acusado hizo una larga e inusual llamada telefónica a su ex pareja.

La Policía supo bastante tiempo después que el 17 de abril el acusado había cambiado en el banco los dólares (más de 1.300) que habría robado a Denise. Cuando la Policía tuvo conocimiento de ese hecho, bastante tiempo después, ya se consideró evidente su implicación y personados en su domicilio, comprobaron que lo había abandonado y "no dio la sensación de que fuera a volver".

En un registro llevado a cabo en el interior de la casa se descubrió un zulo excavado debajo del suelo de cemento de la vivienda en el que encontraron un fajo con 38.000 euros. También encontraron unos auriculares quemados y un trozo de camisa, también destruido.