En uno de los montes más emblemáticos para los sorianos, fueron descubiertas hace varias décadas una serie de pinturas rupestres que hicieron que lo que hasta aquel momento tenía un valor sentimental adquiriera una dimensión histórica. Hace entre 5.000 y 6.000 años el monte soriano de Valonsadero y sus numerosos abrigos se convirtieron en el lienzo de unas personas que quisieron convertirlo en un espacio emocional y espiritual.
El profesor Juan Antonio Gómez Barreda ha estudiado durante mucho tiempo los trazos torpes que allí han quedado impresos. Figuras que parecen reflejar los conceptos espirituales de un pueblo que rendía culto a la muerte, al sol e incluso al toro se mezclan con otros motivos más cotidianos, que representan las actividades del día a día.
La búsqueda de un sentido a aquellos dibujos parece una quimera, pero su interpretación, aunque no fiable al 100%, puede ser realizada a partir de las evidencias pictóricas.